A veces el origen del malestar no se encuentra tanto en la mente de un individuo como en las relaciones entre las personas. Los problemas en las relaciones se deben a menudo a dificultades en la comunicación y es necesaria la ayuda de un profesional para entenderse. En otras ocasiones, el desequilibrio se debe a que un miembro de una familia no desempeña las funciones que corresponden a su lugar en ella, como cuando un hijo asume funciones parentales indebidamente o un padre es anulado por su cónyuge. Para recuperar el equilibrio familiar suele ser necesario revertir estas alteraciones.