1) Psiquiatría y Psicofarmacología
La Psiquiatría diagnostica enfermedades mentales y orienta su tratamiento desde el rigor del modelo médico.
El sufrimiento emocional puede ir acompañado de alteración en los neurotransmisores que controlan la actividad cerebral.
La Psiquiatría moderna tiende a abandonar otros enfoques y centrarse en reequilibrar los niveles de neurotransmisores mediante el uso de medicación. Así, aspectos inconscientes e irracionales de la personalidad, que en las enfermedades mentales funcionan como un caballo en una cacharrería, pueden ser contenidos para minimizar el daño que ocasionan.
Este abordaje es extremadamente útil para el alivio sintomático, pero a veces las causas de estos desequilibrios no son resueltas y el malestar persiste a largo plazo.
2) Psicoterapia dinámica
Las personas arastramos patrones de relación que, pudiendo ser apropiados cuando se forman, no siempre son apropiados en el presente.
Un niño que se escondía de un padre agresivo puede convertirse en un adulto que automática e inconscientement rehúye los problemas en vez de resolverlos.
Estos patrones de relación emergen en la relación con un terapeuta, lo que permite entenderlos, ver sus orígenes y su impacto en la vida actual, y dejar de seguirlos de forma compulsiva.
Mediante este proceso de autoconocimiento, la personalidad se desarrolla desde los niveles más profundos del inconsciente, permitiendo afrontar las causas del malestar emocional desde su raíz y utilizar el potencial de aspectos inconscientes e irracionales de la personalidad como una montura para cabalgar más fácilmente por la vida.
3) Psicoterapia grupal
En la psicoterapia individual tiende a emerger un patrón de relación con el terapeuta sobre el que se puede trabajar.
La psicoterapia de grupo permite el afloramiento de múltiples patrones de relación con distintos miembros del grupo.
Los distintos miembros del grupo amplifican la capacidad terapéutica de entender a un individuo y relacionarse de un modo diferente.
Los miembros de un grupo, al poder ayudar a otros, descubren su propia potencia terapéutica, reforzando su autoestuma y su capacidad de ayudarse a sí mismos.
4) Psicodrama
Algunas personas expresan su malestar más fácilmente mediante su representación dramática que mediante el uso de la palabra.
Esto incluye tanto a personas que se quedan en silencio como a aquellas que divagan sin llegar a expresar lo que quieren decir.
El psicodrama ofrece un método alternativo de expresión, identificación y solución de problemas emocionales que puede ser reforzado por el poder del trabajo en grupo.
5) Terapia familiar sistémica
Los problemas emocionales pueden surgir en el contexto familiar, alterando las relaciones entre sus miembros y creando patrones de sufrimiento que afectan a más de una persona.
El abordaje conjunto del sistema familiar permite abordar múltiples patrones de relación que perpetúan o agravan los problemas, no sólo del paciente identificado, sino de toda la familia.
Aunque este enfoque es especialmente útil cuando hay niños o adolescentes implicados, puede ser empleado en toda situación en la que varias personas comparten el problema, sea a nivel familiar, laboral o institucional.
6) Terapia cognitiva conductual
Este es el modelo más frecuentemente utilizado por los psicólogos en España.
El mode en que pensamos y actuamos afecta a cómo nos sentimos. Cuando una persona piensa que no puede hacer cosas o que no da la talla, puede tender a no hacer nada, sentirse peor consigo misma y acabar deprimida.
La terapia cognitiva conductual aborda nuestro modo de pensar y actuar, proponiendo cambios como medio de lograr la mejoría.
Este método suele ser útil en problemas simples y puede lograr mejoría sintomática relativamente rápido, sin requerir el esfuerzo de adentrarse en profundidades emocionales.