Muchas personas buscan ayuda profesional cuando reciben un diagnóstico de enfermedad mental.
Si bien el diagnóstico es un acto médico, la persona que lo recibe es mucho más compleja que una enfermedad tipificada en un catálogo y puede requerir un abordaje más amplio que el estrictamente médico.
Asimismo, la enfermedad puede tener características intrínsecas que requieran ser tratadas por sí mismas desde el modelo médico.
Por ello, una combinación de abordajes es a menudo el enfoque más apropiado para el tratamiento de los enfermos mentales.