El malestar físico nunca está desconectado del emocional, como causa o consecuencia.
A veces el malestar físico no puede ser tratado convenientemente por los médicos al no corresponderse con ninguna enfermedad definida.
Este malestar, que es real, no fantaseado, puede ser una vía mediante la cual el organismo expresa un sufrimiento de origen complejo.
El tratamiento de estas situaciones puede beneficiarse de la adopción de hábitos saludables y de la exploración de los aspectos emocionales que subyacen al malestar mediante la psicoterapia.