Frecuentemente distintas personas muestran su confusión respecto a la naturaleza de los distintos profesionales que abordan los problemas de salud mental y su dificultad a la hora de decidir a quién pedir ayuda. Los tradicionales enfrentamientos entre los distintos profesionales hacen difícil la consecución de una perspectiva equilibrada de las virtudes y limitaciones de cada disciplina profesional.
La Psiquiatría es una especialidad dentro de la Medicina. Su objetivo es diagnosticar enfermedades y curarlas. Para ello, en principio, el psiquiatra cuenta con todas las herramientas de la salud mental a su disposición: fármacos, terapia electroconvulsiva, distintas técnicas de psicoterapia… En la práctica, es habitual que el arsenal terapéutico del psiquiatra quede restringido a los psicofármacos. El diagnóstico psiquiátrico también tiene sus problemas: si el mundo médico asume una perspectiva reduccionista para apuntalar su rigor científico, la Psiquiatría choca con su desconocimiento de las “enfermedades mentales” y toma como tales a colecciones de signos y síntomas que no siempre son homogéneos en cuanto a su causa. Así, se logra una relativa estandarización de la práctica psiquiátrica pero a costa de su empobrecimiento y frecuentemente se cae en la adjudicación de etiquetas diagnósticas y en el tratamiento restringido a la psicofarmacología.
La Psicología es una rama de la Filosofía que se ocupa del estudio de la mente. Es tradicional en el mundo de la Psicología el uso de diversos “tests” para “objetivar” y medir aquello que se estudia. La Psicología Clínica es una rama de la Psicología que se acerca al sufrimiento mental y trata de solucionarlo, o al menos de aliviarlo. Tanto en España como en el Reino Unido la Psicología tiende a aproximarse ideológicamente a los abordajes cognitivos-conductuales pero la cultura varía según los países y en Argentina el abordaje más habitual de los psicólogos es el psicoanalítico.
La psicoterapia se encuentra dividida en más de 400 ramas distintas y es practicada indistintamente por psiquiatras, psicólogos y “psicoterapeutas legos”. Cada rama utiliza una técnica propia, habitualmente ignorando y excluyendo al resto. En general, la psicoterapia no tiene un reconocimiento oficial/universitario y es un terreno abonado para luchas de “marketing” y de estudios científicos que tratan de probar la superioridad de tal o cual técnica. Las principales ramas de psicoterapia son la psicoanalítica, la cognitivo-conductual, la sistémica y un cajón de sastre con el atractivo nombre de terapias humanísticas.
La Psicoterapia Médica es una especialidad dentro de la Psiquiatría que no tiene reconocimiento oficial en España pero que proliferó en el Reino Unido (entre otros lugares) con el objetivo de resolver los problemas que la fragmentación y la falta de colaboración entre las distintas disciplinas ocasionan en el terreno de la Salud Mental. El psicoterapeuta médico, aparte de su formación básica médico-psiquiátrica, adquiere formación psicoanalítica, cognitivo-conductual y sistémica, y trabaja tanto a nivel individual como grupal, aunque durante su formación básica no suele entrar en el terreno de las psicoterapias humanísticas. Su función en el Sistema Público de Salud del Reino Unido es la de dirigir equipos multiprofesionales de Salud Mental, evaluar pacientes complejos para determinar qué tipo de tratamiento les resulta más apropiado, participar en la docencia y supervisión de otros profesionales y realizar terapias individuales y grupales.
Es necesario mencionar que, al margen de la profesión de base, el elemento humano resulta esencial en el trabajo de Salud Mental, más aún que en otros campos. El quién es la persona que entra en una profesión suele resultar más determinante a la hora de definir su trabajo con pacientes que su profesión, e incluso podemos ver cómo profesionales con distintos rasgos de personalidad predominantes tienden a aproximarse a distintas escuelas profesionales mientras que otras personalidades confluyen en otras escuelas.
Para un paciente puede ser difícil escoger el profesional con el que trabajar. Si bien no todas las técnicas psicoterapéuticas son igualmente apropiadas para cada paciente, yo tiendo a recomendar que, a falta de una buena evaluación por parte de un profesional que maneje distintas técnicas, un paciente escoja a un profesional con el que sienta que conecta a nivel personal, dado que esta conexión es la base en la que se apoya todo el trabajo posterior.
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