Psicodrama Psicoanalítico: ¿confusión de lenguas o riqueza multilingüistica?

Artículo publicado en la web del Instituto Español de Psicoterapia y Psicodrama Psicoanalítico en junio de 2017

 

Como psicoterapeutas tratamos de llegar a la mayor parte posible de la población para desarrollar un objetivo complejo. Este objetivo (la terapia) parte del hacer consciente lo inconsciente; aunque formulaciones más modernas planteen otros objetivos complementarios  esta formulación simple puede servir de guía para desarrollar la idea que quiero exponer.

Freud proponía el uso de la palabra como medio para vehiculizar lo inconsciente en su camino hacia la inconsciencia, sin embargo, admitía que algunos aspectos de su método podían tener que flexibilizarse, cambiando el oro puro por una aleación para poder acceder a pacientes no accesibles con la técnica psicoanalítica clásica. Esta flexibilización, sin embargo, no llegaba a incluir la actuación de ningún tipo, que Freud consideraba anatema en su concepción de que descargaba el conflicto inconsciente impidiendo su acceso a la conciencia o su simbolización.

Un conflicto similar encontraron los padres de la iglesia cuando trataron de hacer llegar su mensaje (la Palabra Sagrada) a una población analfabeta. La prohibición del Éxodo de utilizar la imagen como medio de comunicación les confinaba a restringirse al oro puro de la palabra, aunque esto excluyese a grandes sectores poblacionales del beneficio que su intervención buscaba provocar.

Gregorio de Nissa (c. 335 – c.395) fue central en el proceso de apertura hacia la imaginería cristiana como medio de comunicación a las masas, rompiendo con el principio de autoridad y con la tradición. Esta ruptura continúa siendo controvertida, con sectores de la iglesia reformada oponiéndose al uso de imágenes que desvirtúan el oro puro de la palabra.

En el mundo de la psicoterapia basada en principios psicoanalíticos encontramos un cisma similar. Los psicoanalistas se anclan a la riqueza de la palabra para los pacientes “analizables” y los psicodramatistas psicoanalíticos expanden el campo de intervención usando otro lenguaje, no verbal, más apropiado para otros pacientes.

Nos encontramos con temas no resueltos en este abandono de la tradición psicoanalítica “áurea”. ¿Cuáles son las indicaciones de cada técnica/lenguaje? ¿Qué pacientes pueden obtener qué de cada intervención? ¿Si la sal se vuelve insípida, quién la salará?

En mi opinión, no volvemos la sal insípida al utilizar otras técnicas siempre y cuando tengamos en cuenta la complejidad del mundo interno del paciente (cosa que es discutible respecto a algunas escuelas de psicodrama). El uso de otra lengua no verbal para expresar lo inconsciente, especialmente al vehiculizarlo a un espacio relacional/grupal, no sólo no empobrece sino que enriquece en gran medida nuestro arsenal terapéutico y nos permite abordar no sólo a pacientes clásicamente considerados como “no analizables” sino aspectos de los pacientes analizables difícilmente accesibles con la técnica psicoanalítica verbal. Aún así, hay que ser cautos y seguir investigando qué técnica es la más adecuada según el paciente y según los objetivos terapéuticos que nos propongamos.