Publicado en el número cero de la revista del Instituto Español de Psicodrama Psicoanalítico en Octubre de 2013
Dentro de la tradición psicoanalítica, resultan fundamentales la autoobservación y la reflexión para entender qué fuerzas nos arrastran en nuestro funcionamiento (Horney, 1942), tanto a nivel individual como grupal. Este enfoque plantea el riesgo de “mirarse el ombligo” con autocomplacencia, perderse en el reflejo propio en el espejo y olvidar el valor e incluso la existencia de un mundo exterior (Freud, 1914). Sin embargo, esta actitud de autoobservación reduce el poder que procesos primarios inconscientes (Freud, 1911) tienen sobre nuestro funcionamiento y facilita una mejor comprensión de los procesos destructivos que se puedan desplegar.
Quisiera seguir esta tradición con unas reflexiones acerca de las reuniones anuales del IEPP (Instituto Español de Psicodrama Psicoanalítico) y de las funciones que desempeñan.
Estas reuniones se desarrollan a lo largo de un fin de semana en un lugar relativamente apartado del bullicio del mundo. En ellas realizamos talleres de psicodrama. En los últimos años se ha ido estableciendo la costumbre de dedicar una parte de este fin de semana al contacto con un profesional de la psicoterapia en una rama distinta del psicodrama, lo que nos pone en contacto, a nivel experiencial y no exclusivamente teórico, con otro enfoque terapéutico. Durante el fin de semana, más allá de los talleres, se desarrolla el contacto y la comunicación entre los participantes.
Desde un punto de vista descriptivo, este formato de simposium combinando el trabajo con el disfrute interpersonal e incluso con la comida y la bebida, es una actividad heredada de la Grecia clásica (Platón, 1989) que conserva su vigencia en múltiples entornos profesionales. Permite un trabajo intelectual (transmisión de información, reflexión, etc) realizado de forma gratificante.
Ahora bien, ¿qué funciones específicas para el desempeño de nuestra profesión desempeñan estos encuentros?
El principal problema al que se enfrenta un psicoterapeuta (psicodramático, grupal, o de otro tipo) es la ansiedad, cuyo origen es complejo. Fuentes importantes de angustia en el terapeuta son la angustia del paciente (Klein, 1946), la reactivación en el terapeuta de situaciones angustiantes de su pasado en la transferencia (Freud, 1905) y, en un entorno grupal, el conflicto entre los polos de exclusión y absorción por el grupo.
Independientemente de los múltiples orígenes de esta ansiedad, es bien conocido que un exceso de ansiedad desencadena distintos mecanismos que desvirtúan la actividad del terapeuta y la capacidad de pensar (Freud A, 1980; Bion, 1962). Para contrarrestar el poder destructivo de la ansiedad, se utilizan distintas herramientas durante la formación como profesional (principalmente aprendizaje teórico, terapia personal y supervisión del trabajo por un profesional experto) y posteriormente durante los años de ejercicio profesional.
Llamamos contención (Winnicott, 1992) al manejo de la ansiedad de manera que esta no resulte destructiva para el funcionamiento de la persona (en este caso el profesional) que la sufre, y podemos considerar distintos mecanismos para contener la ansiedad de los cuales cito algunos:
- Otro ser humano (con la madre como modelo paradigmático) puede ayudar a manejar la angustia mediante la escucha y la empatía;
- Una mejor comprensión de lo que ocurre en el encuentro del paciente y de su manejo también pueden ayudar, por lo que tanto la teoría como la técnica son importantes para el terapeuta.
- Finalmente quisiera destacar otro mecanismo útil para el manejo de la ansiedad del terapeuta, el que reside en la construcción de su identidad profesional.
A continuación, quisiera analizar el funcionamiento de estos mecanismos en los encuentros profesionales del IEPP y cómo calman la angustia de sus participantes.
Resulta evidente la posibilidad de encontrar un “otro” receptivo en un encuentro como el que nos ocupa, de hallar a alguien que entienda, acompañe y reduzca la ansiedad. El hecho de que se realicen talleres de psicodrama en los que quedan expuestas cuestiones personales y el que se trabaje explícitamente la identificación de los participantes con lo revelado en los talleres potencia poderosamente esta dinámica.
Durante el trabajo realizado en estos encuentros, podemos ver distintas variaciones técnicas puestas en juego por los distintos conductores de taller e incorporar herramientas a nuestro ejercicio profesional. Aunque el enfoque de trabajo no esté centrado fundamentalmente en la teoría, es natural que en un proceso de este tipo se evidencien fenómenos que activen una reflexión teórica enriquecedora que puede ayudar a un profesional a encarar situaciones similares durante su ejercicio profesional.
El concepto de identidad, que llegó tarde al pensamiento psicoanalítico (Erikson, 1968), diferencia entre lo que es percibido como propio (a nivel individual o grupal) y lo que es ajeno. El aislamiento geográfico de unos profesionales centrados en el ejercicio de unas tareas específicas produce un importante refuerzo de la identidad grupal, lo que reduce ansiedades identitarias. Un fenómeno observado en distintas celebraciones de nuestros encuentros es la rapidez con la que nuevas generaciones pueden sentirse integradas y “pertenecer” a este colectivo. La identidad grupal puede desplegarse de manera patológica, rigidizar la barrera que existe entre un colectivo y el resto de la humanidad y desarrollar dinámicas sectarias excluyentes. Creo que en este sentido la tradición de incorporar un profesional de otra disciplina a nuestros encuentros no sólo refleja sino que fomenta una actitud de apertura que previene dinámicas dañinas. Además, la filiación de gran parte de nuestros miembros a otras asociaciones, particularmente el Centro Psicoanalítico de Madrid, también ayuda a evitar el atrapamiento en la identidad grupal ofrecida por un grupo con una cohesión extremadamente alta.
Más allá de la rigidización identitaria, el otro gran peligro que se podría encontrar en este tipo de encuentros deriva de la exposición de dinámicas inconscientes al análisis e interpretación por parte de los compañeros. Se ha postulado que el deterioro de la relación entre Freud y Jung se debió en parte a este tipo de “intrusión” en el inconsciente del otro; por ello se plantea la necesidad de respetar ciertos límites y una distancia adecuada a la hora del trabajo interpretativo que eviten la provocación de un malestar interpersonal. Sin desdeñar el riesgo de en nuestro grupo surjan malestares debidos al manejo de importantes emociones y dinámicas inconscientes en una cercanía afectiva e interpersonal importante, entiendo que hay dos factores que protegen frente a estas incidencias. Por una parte, nuestra cultura (Foulkes, 1990) grupal, es bastante igualitaria, a diferencia de la de Freud y Jung donde la jerarquía fue un factor importante en sus disensiones. Además, el espacio grupal permite que las tensiones se amortigüen y se diluyan, que se interpreten desde fuera en vez de crecer inadvertidas. En definitiva, lo que llamamos “la fuerza del grupo” es lo que nos protege frente al grupo mismo y las dinámicas peligrosas que en él puedan surgir.
Creo que estos encuentros aportan un elemento importante en nuestro funcionamiento profesional e identitario de un alto valor positivo, sin embargo, creo que es esencial, ahora y en el futuro, mantener abierto un ojo vigilante frente a posibles derivas patológicas.
Referencias
- Bion, W. R. (1962). A Theory of Thinking. En: Second Thoughts: Selected Papers on Psychoanalysis. London: Maresfield.
- Erikson (1968). La Identidad Psicosocial. En:Schlein, S. (1994). Un Modo de Ver las Cosas. 600-609. Mexico D. F.: Fondo de Cultura Económica.
- Foulkes, S. H. (1990). The Group as a Whole. En: Psyche and Social World. Eds Brown, D., y Zinkin, L. Londres: Routledge.
- Freud, A. (1980). El Yo y los Mecanismos de Defensa. Barcelona: Paidós.
- Freud, S. (1905). Análisis Fragmentario de una Histeria en: Sigmund Freud Obras Completas Tomo III. 933-1002. Madrid: Biblioteca Nueva
- Freud, S. (1911). Los dos principios del funcionamiento mental en: Sigmund Freud Obras Completas Tomo V. 1638-1642. Madrid: Biblioteca Nueva
- Freud, S. (1914). Introducción al Narcisismo en: Sigmund Freud Obras Completas Tomo VI. 2017-2033. Madrid: Biblioteca Nueva
- Freud, S. (1914). Introducción al Narcisismo en: Sigmund Freud Obras Completas Tomo VI. Madrid: Biblioteca Nueva
- Horney, K. (1942). Self-Analysis. New York: Norton.
- Klein, M. (1946). Notes on Some Schizoid Mechanisms. 1-24 en: The Writings of Melanie Klein Vol 3. London: Hogarth.
- Platón (1989). El Banquete. Madrid: Alianza Editorial.
Winnicott, W. (1992). Sostén e Interpretación. Buenos Aires: Paidós.
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